
El mayor dolor en el alma de un hijo es que sus padres no se miren con amor. Que los padres estén separados no divide el alma de un hijo. La división interna viene cuando los padres se desprecian o se odian incluso en secreto. Los hijos son lectores de las almas de sus padres. Sienten cómo están sus padres y cómo está su relación en todo momento. El alma de un hijo sabe como se miran sus padres aunque estos traten de tapar o fingir la realidad para «protegerlos». Hay muchas parejas que dicen seguir juntas «por sus hijos». Este es un acto egoísta de los padres. Porque eso es transferir a sus hijos la responsabilidad de «tengo que unir a mis padres aunque no se miren». Misión imposible para el hijo. ¿Cuántos hijos han hecho la función de mediadores entre sus padres? Millones. Es responsabilidad de los adultos saber empezar y saber terminar las relaciones desde el respeto. Veo muy a menudo en el Tarot que los niños desde su alma aman a sus padres por igual, hayan hecho lo que hayan hecho. Sin embargo cuando los progenitores hablan mal el uno del otro o se tratan mal el uno al otro esto fuerza al hijo a posicionarse, a polarizarse, a dividirse. Unos se ponen más cerca de mamá y otros de papá. Y eso quiere decir que el niño siente que pierde a uno de los dos y sufre. La frase sanadora que pueden pronunciar los padres que se separan a sus hijos es: «Mamá y papá siempre estarán juntos en tu corazón. De mama puedes tomar la abundancia. De papa puedes tomar la fuerza». La frase sanadora para las personas que sienten que hacen el papel de mediadores con sus padres es: «Renuncio a manteneros unidos en el mundo terrenal. Os llevo siempre juntos en mi corazón».
Ismael Sánchez